Por Acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta
de Andalucía de 24 de mayo de 2005 se declaró el día 16 de diciembre
como Día de la Lectura en Andalucía, fecha del nacimiento del poeta
Rafael Alberti y del homenaje que en 1927 el Grupo Poético de la
Generación del 27 rindió en Sevilla al poeta Luis de Góngora con motivo
de su tercer centenario.
La Consejería de Educación, Cultura y
Deporte, a través del Centro Andaluz de las Letras y la Gerencia de
Instituciones Patrimoniales, celebrará este año el Día de la Lectura en
Andalucía en torno a la obra Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, de cuya publicación se celebrará el centenario el próximo año 2014.(leer más...)
CAPÍTULO I:
Platero es pequeño,
peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que
no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros
cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien' asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero? y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien' asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
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